¿Los seres humanos Somos tan superiores como nos creemos?
Siete y media de la mañana, suena mi despertador, hoy, 15 de septiembre de 2012 me dispongo a acudir por cuarto año al instituto, emocionado, con muchas ganas de aprender más cosas y feliz de ser ya prácticamente un veterano en esto de la enseñanza secundaria, me dirijo hacia la casa de mi amigo Francisco, para una vez juntos, acudir a nuestro centro de enseñanza, el I.E.S. Uña Fidentia.
Toda mi vida, desde que de pequeño entré en el colegio con 3 años, he convivido en sociedad con niños y niñas de mi misma edad con los que jamás he tenido ningún problema, más allá que cualquier disputa normal y corriente o conflicto sin importancia. Hoy, me dispongo a seguir profundizando en esos valores que tanto profesores como mi propia familia me ha intentado inculcar desde que apenas medía un palmo del suelo, esos valores humanos tales como por ejemplo el respeto, la igualdad, la coeducación, etc.
En estos días que corren, seguimos afirmando una idiotez tal como que el ser humano es el ser más admirable, inteligente y respetable del mundo conocido, pero yo me pregunto: ¿Es cierta esta afirmación? Pues, ¿no es más cierto que hoy en pleno siglo XXI el mismo ser humano sigue cometiendo aberraciones contra su propia especie tales como la violencia de género, el racismo, etc.? Sí, en efecto así es el ser humano, porque por mucho que intentemos remediar o aislar los pensamientos, comportamientos y acciones discriminatorias entre personas del mismo sexo o de diferente color de piel se dan cada día en trabajos, centros de enseñanza e incluso en los propios hogares.
Pero en este caso «voy a centrarme en la igualdad entre géneros, pues todas las acciones cometidas por el ser humanos no son malas, también comete muchos buenos actos, así, de esta forma quisiera hacer referencia a los grandes adelantos con respecto a la inculcación de valores referidos a la igualdad entre hombres y mujeres que se dan en nuestros centros de enseñanza, pues es cierto que intentando cultivar la mente de los más jóvenes se avanza mucho, pero esté trabajo no sirve para nada mientras que no se eliminen esos estúpidos estereotipos como por ejemplo son la obligación de las mujeres de hacer la colada, la comida o de recoger la casa, algo que ven reflejado en sus madres y que les es transmitido desde pequeñas.
Con respecto al hombre, se le hace la idea de que la persona que manda, el que tiene el poder y el que trae el dinero a la casa es él, pues en la antigüedad así era, entonces, con estos conocimientos se hace una idea errónea de cuál es su papel en la familia. Bien es cierto que ya muchas familias modernas llevan a cabo la repartición de tareas de la casa con el fin de ayuda y colaboración mutua entre las diversas parejas, pero también se ha de tener en cuenta que a nivel mundial muy pocas lo hacen. Hoy un término muy utilizado en educación, televisión, etc. es la coeducación cuyo significado literal es: «Coeducación, también conocida como educación mixta, es la educación integral de hombres y mujeres en la misma institución».
Ahora mismo me encuentro observando un anuncio televisivo de una. conocida marca de productos de limpieza y me pregunto: ¿de verdad, este termino existe?,se tiene en cuenta o es solamente una invención del ser humano para ensalzar su capacidad de tomar ideas para fomentar la igualdad?. Pues si es usted capaz, querido lector, déme usted una simple explicación, por sencilla que sea que argumente por qué en nueve de cada diez anuncios televisivos de esta marca aparece una mujer de rodillao muy agotada limpiando el suelo, la encimera o la mesa de su casa, ¿por qué no aparece también un hombre, si tanto nos alabamos diciendo que todos somos iguales y debemos repartir las tareas?.
De este modo todo lo que avanzamos inculcando valores en los centros de enseñanza lo atrasamos transmitiendo conductas totalmente contrarias de forma subliminal en medios de difusión tan seguidos como la televisión. Pero lo más grave, es que estos insignificantes detalles, estos simples mensajes transmitidos en los medios de difusión dan lugar a muertes, sí a muertes, querido lector, a usted, le extrañará esta peculiar apreciación mía pero le justificaré el motivo de mi objeción. La violencia de género es un comportamiento deliberado y consciente, que puede provocar daños corporales o psíquicos a la víctima.
Yo y toda la humanidad estamos hartos, repito, hartos, de que se le dé a la vida humana un valor insignificante y que esta se pueda arrebatar con la facilidad con la que se arrebata. Hoy día, como hice referencia hace apenas unas veinte líneas, estamos en pleno siglo XXI y da vergüenza que aún se sigan cometiendo crímenes contra el ser humano de este calibre, y ahora el motivo de la cuestión: ¿Por qué ocurre esto? Pues la respuesta es simple, esto ocurre debido a los valores inculcados en televisión, radios, ámbitos domésticos, etc. que hacen creer al hombre que él es el más fuerte y útil de la raza humana, y que la mujer solo sirve para servirle a él, pues si recapitulamos en la memoria de cualquier relación amorosa que se haya visto truncada por la violencia de género, los primeros indicios de esta se dan con problemas tan simples como discusiones por hacer la cama, lavar los platos o barrer la cocina, de esta forma en estas disputas comienzan los primeros insultos, los primeros malos tratos que desembocan en enfrentamientos domésticos y dan lugar a muertes.
La violencia de género es un problema que nos afecta a todos y cada uno de nosotros, hoy en día se están tomando medidas eficaces como teléfonos contra el maltrato como por ejemplo el 016, también en los centros educativos (mencionados en esta reflexión tantas veces por mi persona debido a que en mi vida son mi presente, pasado y futuro) se están llevando a cabo campañas intensas e impactantes que hacen comprender a la juventud que ningún sexo está por encima del otro, que todo maltrato por pequeño que sea, desde el insulto hasta la primera bofetada, tienen la misma importancia, y es necesario denunciarlos, hoy se llevan a cabo manifestaciones, días contra la violencia de género, etc.
Pero desde mi punto de vista, en los institutos además de aprender a sumar, a leer o a escribir, las personas deberíamos aprender a tener nuestro propio punto de vista, a educar nuestra alma y nuestra persona por encima de los conocimientos, deberíamos aprender a ser capaces de comprender que si atentamos contra otra persona por vulgar que nos parezca estamos atentados contra nosotros mismos y contra toda la humanidad.
Esta reflexión me lleva a una conclusión, todo lo que se está haciendo por la coeducación está muy bien hecho y es muy adecuado, pero se está construyendo un edificio dejando atrás pilares tan fundamentales como por ejemplo pueden ser hoy, en mi instituto no discriminamos a nadie por el hecho de ser mujer o bien de ser hombre, pues existe un respeto mutuo dentro y fuera de las aulas, pero no me gustaría nunca que este compañerismo y esta armonía que hay entre nosotros se rompiera por pertenecer a un sexo o a otro.
Yo, personalmente, no soy una persona que le gusten los halagos ni que piense que es superior a los demás, pero solo pido una cosa, solo pido, que esta reflexión, relato o como usted precise llamarlo, querido lector no sirva solo para participar o quién sabe, ganar un premio en este concurso, yo no he escrito este texto para ganar nada, sino todo lo contrario para intentar abrirle a usted los ojos y explicarle de alguna manera la sociedad en la que vivimos y los aciertos y errores que quedan todavía por solucionar, pero no me quiero detener aquí, ya lo único que pretendo es hacer llegar el interrogante e invitar a la reflexión a todas las personas del mundo para que se den cuenta de que nadie, repito NADIE, está por encima de los demás, sea cual sea su sexo, inteligencia, aspecto, etc.
Todas y cada una de las personas somos iguales y por este mismo motivo debemos ser respetados y si alguien nos dice que no podemos hacer algo porque no es propio de nuestro sexo, no debemos contestarle mal ni tan siquiera insultarlo, solo decirle: «Amigo, no me digas lo que no puedo hacer por ser mujer u hombre, solo dime lo que tú no eres capaz de hacer por creer que no es «propio» de tu sexo».
Pero como dije antes yo no me detengo aquí y en mi relato he elogiado la cantidad de adelantos en igualdad de género que cada día se realizan pero también he criticado con más que dureza los pequeños detalles que cada día estropean esos adelantos, pero el gran objetivo de mi obra, es llegar hasta las marcas publicitarias y hacerlas ver que hay mil formas de anunciar los productos fomentando la igualdad entre sexos y no la desigualdad hacia las mujeres sobre todo, llámeme usted loco si lo precisa, pero no escribo este texto con otro objetivo que este.
Para terminar no quisiera irme si antes, solidarizarme y dar mi más sentido pésame a las familias de todos y cada una de las 54 mujeres asesinadas a manos de la violencia machista el pasado año 2011, me despido ya querido lector, y gracias por haber dedicado parte de su tiempo a leer y escuchar mi punto de vista sobre un tema en el que creo que cada día se producen más adelantos, pues sin ir más lejos hoy en día hay muchas mujeres ocupando cargos importantes en el gobierno de las naciones e incluso como presidentas de gobierno, espero que usted también opine lo mismo, y con estas últimas palabras se -despide un defensor de la igualdad entre sexos que jamás descansará hasta que se extinga la violencia de género y en cada una de las casas del mundo se produzca un reparto igualitario de las tareas domésticas, un cordial saludo querido lector y un fuerte abrazo de Luis.
Carmona Fernández, alumno de 4o de E.S.O. B del I.E.S. Ulia Fidentia de Montemayor (Córdoba).